Okiya Utsukushi

Utsukushi es una de las más antiguas okiyas que da alojamiento a una maiko o geisha mientras dura su nenki, o contrato.

Es la única okiya reconocida en kyoto, y que no tiene problemas judciales. Aún si su popularidad no es la más alta debido a que Anshin se roba las miradas de los visitantes, no deja de ser un atractivo turístico.

El primer paso que ha de seguir una mujer joven para convertirse en una geisha es ser aceptada en una okiya, una casa de geishas propiedad de la mujer que pagará por su entrenamiento. Utsukushi paga todos los gastos de sus geishas, incluidos los kimonos y la formación.

Las geishas viven en Utsukushi, donde hay música, baile, fiesta, a veces alimentos, y siempre abundante alcohol. La geisha paga un porcentaje de sus ganancias para mantener la casa y dar apoyo a todas las personas que viven allí y que no trabajan como geishas, incluidas las maiko (aprendices de geishas), las geishas jubiladas y las amas de casa.

La organización de Utsukushi es matriarcal. Las mujeres administran la okiya, las mujeres enseñan a las niñas los conocimientos necesarios para convertirse en verdaderas geishas, y son las mujeres quienes introducen a las nuevas maiko en las casas de té que serán su medio de vida. Las mujeres manejan las casas de té también, y pueden hacer surgir o destruir la carrera de una geisha. Si una geisha ofende a la señora de la principal casa de té donde hace negocios, puede perder su medio de vida por completo.

Después de la restauración, la okasan fundadora de Utsukushi, se encargó de iniciar el negocio de las geishas, mujeres estilizadas, hermosas y educadas, además de versátiles en cuanto a la ceremonia del te, se dedicarían a atraer a los turistas que buscaban alguna actividad diferente.
Los primeros interesados fueron los jefes militares de occidente, quienes deslumbrados por las habilidades de estas mujeres decidieron pagar altos precios por sus compañías, haciendo de Utsukushi uno de los negocios más rentables de todo Kyoto.

En todo negocio hay competencia y pronto, miles de Okiyas se fueron fundando, pero Utsukushi mantuvo su éxito y con el todo los clientes. Después de un tiempo, la okasan fundadora falleció debido a una contagiosa enfermedad y su hija sucedió en su lugar, intentando mantener a la okiya en pie frente a la competencia, logrando seguir atrayendo a los clientes que buscaban mujeres hermosas.

Aún así, Anshin, una okiya creada por oligarcas ha dado batalla, pues no solo ofrece bellos ejemplares, sino también seduce a la compra de los mismos. Otra okiya menos popular creada por una mujer de malos pasos también ha obtenido un gran mercado. La competencia es dura para Utsukushi, pero algo tiene esta okiya que no tienen las demás… experiencia.